domingo, 6 de septiembre de 2009

EXPERIENCIA DE UNA ALUMNA MUY QUERIDA

POR ANTONELA MARCONETTI:

Hacia semanas que había hecho el proceso de revelado, ya tenía mis negativos en mis manos, ahora faltaba buscar el tiempo necesario que requiere el proceso de copiado que mis clases de danzas imposibilita. Pasaron unos días y no podía encontrar tal tiempo, las ansias y la impaciencia hicieron recurrir a llevar mis negativos a una casa fotográfica, sólo para ver las fotos hasta que yo pudiese ir al laboratorio.

Sé muy bien que lo que uno siente al poder hacer sus fotos por sí solo, a manipular esos instantes logrando un mejor resultado que pueda expresarnos, cada momento de ese mágico proceso no se puede reemplazar o comparar con nada, mucho menos con las casas fotográficas hoy.

De todas maneras no esperaba un gran resultado, solamente quería verlas, algunas de ellas eran fotos familiares. Pero no sólo el resultado fue distinto, sino que imposible ver. Cada foto que veía mi tristeza iba aumentando, ver las copias todas manchadas, los instantes destruidos…de tal forma que daba miedo. No sabia que hacer, me daba miedo volver ahí, no quería, no quería que vuelvan a tocar mis negativos, no quería hablar con nadie más; porque sabía que iban a retar al empleado que no se dio cuenta que las copias no se podían hacer con esas maquinas, y al laboratorista que no se dio cuenta del desastre que había hecho la máquina; porque se que las producciones son netamente económicas, porque así es todo.

Sin embargo, en compañía de unas amigas, fui a reclamar. Lo primero que hicieron fue culpar a mis negativos, les dije que era imposible que ya los había visto en la ampliadora, y esos manchones eran errores del proceso de copiado. Como le cliente siempre tiene la razón se disculparon, admitieron que fue su error no haberme advertido, me devolvieron la plata, me “regalaron” las fotos que se salvaron, y dijeron que iban a advertir para que no vuelva a ocurrir.

Tal vez algunos consideren una exageración, pero pensé en todas las personas que les deben echar la culpa a su negativo y se van todas tristes. Pensé en lo importante que es promover el taller de fotografía para poder enseñar no sólo a capturar momentos, sino de copiarlas uno para no nos sigan destruyendo nuestros instantes.

Pensé en vos Fer: gracias por compartir tus conocimientos con nosotros.

1 comentario:

Victor Gabriel Bibé dijo...

Antonela, no entendí muy bien lo que pasó.

¿Llevaste tu negativo blanco y negro y los copiaron como si fueran negativos color y salió cualquier cosa?

Si llevara a copiar mis negativos, por más que usen todo para blanco y negro, creo que saldría cualquier cosa. Mis fotos están tan mal expuestas que no puedo usar un procedimiento estandar para copiarlas. Cada negativo que elijo para copiar es un mundo nuevo, con sus propias reglas, partituras (como le llama Fer) complejas de las cuales pueden salir miles de interpretaciones, desde nada (como ya me ocurrió) hasta cosas que antes no podía imaginar.

Antonela, cuando puedas entrar al cuarto oscuro, creo que se pasará eso que debés sentir.